Hacia el Área Recreativa - ayto-candamo
Hacia el Área Recreativa
Comenzamos en Grullos una ruta por el norte del Concejo, cuyo final será el Área Recreativa de La Degollada, en el corazón de la Sierra del Pedrouzu.
Partiendo de la capital por la carretera AS-237, en dirección a Avilés, entre los kilómetros ocho y nueve una desviación a la izquierda nos acerca a Villanueva, pueblo de la parroquia de El Valle, recostado en un pequeño promontorio sobre el arroyo Candamín.
Continúa la estrecha carretera hasta El Valle, en cuyo centro se levanta la Iglesia de Santa María, muy semejante en cuanto a estructura y época a todas las que encontramos en todo el Concejo. Edificada en el siglo XVIII, destaca su espadaña de tres arcos, dos gemelos en el primer cuerpo y uno en el superior, adornado éste con bolas y con la curiosidad de albergar una interesante imagen de la Virgen, de la misma época que la Iglesia; la portada es de arco de medio punto y el ábside, cuadrado con cornisa sobre canecillos, probablemente perteneció a una construcción anterior.
Buen lugar, su entorno, para recrearnos con la belleza del panorama que desde allí se observa, en un ambiente pleno de encanto rural; encanto que aumentará si por un camino asfaltado que parte al lado de la Iglesia, nos acercamos a la pequeña aldea de Ribolouro, en una subida en la que no faltan los viejos castaños al borde del camino.
Desde El Valle continúa la carretera -por Las Canales- hasta San Román, pero nuestra ruta nos hará regresar al cruce con la AS-237 para, en dirección Avilés, entrar en la parroquia de Llameiru, encontrando a Llamero como primer pueblo.
En la margen derecha de la carretera está su iglesia parroquial, consagrada a Santa Eulalia. Se trata de un hermoso templo de considerables proporciones, de nave única cubierta con bóveda de medio cañón; la fachada está rematada por una torre -campanario, lo que la aparta de los modelos de la comarca, casi todos ellos en espadaña.
El conjunto, con ábside y pórtico, parece remontarse al siglo XVII, aunque sufrió posteriores modificaciones, las últimas después de la Guerra Civil. Guarda en su interior, ocupando la capilla de la Concepción, un interesante sepulcro en el que está enterrado Alonso González de Llameiru, militar que vivió en el siglo XVII, sirviendo en Flandes, Bretaña e Italia, donde alcanzó el grado de Teniente General del Mar. Fue Alonso vástago de la familia González de Llameiru, cuya casa solariega, conocida hoy como casa de los Fernandones, aún perdura -con blasón en la fachada- en el barrio de La Viña.
También nació en Llameiru el fundador de la ciudad americana de Alburquerque, del Estado de Nuevo México, Francisco Cuervo y Valdés, cuya memoria está perpetuada en la figura escultórica situada en una de las calles de dicha ciudad.
Desde Llameiru hay una corta pero preciosa ruta que nos lleva al pueblo de El Monte de Llameiru. El camino es asfaltado, pero resultará más gratificante un paseo a pie. Saliendo de la iglesia se baja hasta el barrio de El Ríu, donde se cruzan las aguas de El Dele. Seguiremos la carretera por la ladera de la Sierra del Pedroso, hasta las últimas casas de El Monte, terminando aquí el camino asfaltado. Una bella y nueva perspectiva del Concejo se nos ofrece a lo largo de todo el trayecto.
Muy cerca de Llameiru, por la carretera AS-237, se encuentra Ferreros, lugar donde visitaremos el Palacio de Los Cuervo, en la actualidad conocido como Casa de Carvajal. De grandes proporciones, forma el Palacio un buen conjunto, con capilla, palomar y una espectacular panera de doce pegollos, todo ello en torno al patio central. En la pared de la casa aparece el escudo de los seis cuervos, alusivo a la antigua familia.
A partir de Ferreiros entramos en la parroquia de Ventosa. El primero que ahora encontramos -al que se accede por una desviación a la derecha- es Faces; en él podemos contemplar numerosos hórreos y algún curioso balcón con interesantes torneados de madera.
Es Ventosa, pueblo alto y bien soleado, con abundantes y cuidadas tierras de labor que parecen trepar por la colina. Antaño tuvieron fama sus herreros, de quienes habla ramón Prieto Bances en su libro La Jurisdicción Concejil de Candamu. Contó Ventosa -en época medieval- con un hospital de leprosos, denominado en la época malatería, la de los Corros, con ermita que funcionó hasta finales del siglo XVIII, época en que fue sustituida por la actual iglesia parroquial, dedicada a San Juan, que repite esquemas conocidos, con nave única cubierta de madera y coro alto a los pies, ábside cuadrado, pórtico y espadaña.
De entre las casas de Ventosa parte una carretera asfaltada que, entre tierras de labranza, conduce al pequeño y alto pueblo de La Mafalla; desde él, en días claros, puede observarse una espléndida vista del litoral cantábrico.
Hay en el pueblo una deliciosa capilla -de la Magdalena- levantada por los vecinos en los años cuarenta, aprovechando las piedras de un antiguo edificio derruido. Al este, dos picos -conocidos con los nombres de Picu l'Aguila y Picu Nolín- están ligados a leyendas de antiguos tesoros, tal vez relacionados con enterramientos tumulares, que fueron estudiados en su día por el arqueólogo José Manuel González.
El Picu Nolín es el situado más a la derecha, detrás de las últimas casas del pueblo, distinguiéndose por su forma cónica; aún perdura la creencia de que existe una capilla en su interior, comunicada subterráneamente, por debajo de El Valle, con unas cuevas que hay en el río Nalón, cerca de San Román. Bellas historias éstas, que incitarán al viajero a dejar libre su imaginación en un mundo como el actual cada vez más aferrado a las realidades cotidianas.
La carretera que sube a La Mafalla continúa, bordeando el Picu l'Águila, o de La Matiella como también se le conoce, hasta Las Pandiellas, entroncado con la AS-315 que conecta Santusesu con La Peral, en el vecino municipio de Illas. En medio del camino está el caserío de Las Paciones, perteneciente a la parroquia de Ventosa.
Para proseguir nuestra ruta bajaremos, por la misma carretera, de nuevo a Ventosa, continuando por la As-237 hasta La Reigada. Desde el alto de La Reigada, menos de cinco kilómetros nos separan del Area Recreativa de La Degollada, uno de los principales atractivos del concejo candamín. Parte la carretera detrás del restaurante, discurriendo por la cumbre de la Sierra del Pedrouzu. Durante todo el trayecto el acceso está perfectamente señalizado.
Esta instalación, ha sido concebida -al igual que otras repartidas por la geografía asturiana- para ofrecer a los ciudadanos un lugar que permita disfrutar del entorno natural, disponiendo al mismo tiempo de los servicios necesarios, de tal forma que el uso de éstos evite el habitual deterioro del medio en las zonas libres. Ejecutada por la Administración Autonómica, está ubicada en un hermoso pinar con espacios abiertos, disponiendo de fuentes de agua potable, parrillas y mesas. Abundantes pistas y caminos circundan el Área Recreativa, pudiendo practicar en ellas tanto el senderismo como el mountain-bike. Sitio éste ideal para gozar de una agradable jornada practicando deporte, conviviendo con la naturaleza y preparando una suculenta comida familiar, degustada al calor de las barbacoas.